en una nube...
Y de repente oyes tu nombre, te llaman y no te lo crees. Apenas consigues salir de tu sitio y subir al escenario. Una vez allí sólo se te ocurren una pocas frases que se quedan cortas para dar las gracias a todas esas personas que te han hecho llegar allí. Recoges tu premio y te sientas con una sonrisa idiota en la cara. La misma sonrisa que se mantiene en tu cara todo el día. Al final, todo merece la pena.
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